- Dedique mucho tiempo a comunicarse con su hijo e incluso comuníquese durante la etapa de la lactancia; háblele,, hágale signos y fomente en él la imitación de sonidos y gestos.
- Léale a su hijo a partir de los 6 meses todo lo que pueda. Busque libros apropiados a su edad, de tapa blanda o dura y con dibujos que animen al niño a mirar mientras se van nombrando los dibujos. Puede empezar ccon cuentos clásicos para bebés, donde éstos puedan imitar o acariciar. También pueden utilizar libros con texturas que los niños puedan palpar y sentir. Más adelante deje que su hijo señale dibujos reconocibles e intente nombrarlos. Luego utilice los versos y canciones infantiles que contengan rimas y mucho ritmo. Avance hacia los libros predecibles como es el caso de "Los tres cerditos", que permiten a los niños anticipar lo que va a ocurrir.
- Aproveche las situaciones cotidianas para reforzar el habla y el lenguaje de su hijo, es decir, pásese el día hablando sin parar. Para ello, puede nombrar los alimentos que compra en la tienda de comestibles, puede explicarle qué es lo que hace mientras prepara la comida o limpia una habitación, puede señalar objetos de la casa y mientras vayan en coche, le puede comentar los ruidos que oigan durante el viaje. Formule preguntas a su hijo y hágase eco de sus respuestas (incluso aunque sean difíciles de entender).
- Háblele de forma sencilla y no utilice nunca el habla infantil, es decir, no debemos usar la forma de hablar propia de los bebés.
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